PAÍS LIBRO

Autores

m. de silva

corazón de niño
Estaban allí Tom Olake, Red Hadock, un amigo del primero, llamado Riney, y dos individuos más, compañeros inseparables del brutal y escandaloso Hadock. Estos últimos eran el pa
el amo de la montaña
En una bella mañana de abril del año 1867, los veinticinco hombres que constituían la temible banda del célebre Elmo Davis, más conocido por el sobrenombre de «El Amo de la Mon
el desquite
EN la semioscuridad del atardecer, un hombre que avanzaba por el camino detuvo su caballo ante la taberna. A la luz humosa de los quinqués, los parroquianos pudieron ver a un h
el extraño bandolero
—Escúchame bien, Florence: ya sabes que te amo con locura y que apenas vea el buen resultado de la mina me casaré contigo, pero no vuelvas a decirme otra vez esa tontería porqu
el guerrillero de tejas
Podemos ver a Santa Ana en el momento en que toma cuerpo una de sus más célebres anécdotas. Ha habido quien posteriormente le ha atribuido la ocurrencia al millonario norteamer
el malvado dudley
Champ, que era un joven alto y corpulento, vestido a la usanza vaquera pero con cierto desaliño, miró inquisitivamente a su compañero como pensando hasta qué punto podría fiars
el novato y el gunmann
Paulatinamente se podría observar el brusco cambio que ofrecían los semblantes de los familiares de Mr. Stewenson, al escuchar aquella voz de falsete que salía de la humanidad
el rancho dama negra
Por si alguna vez le venían mal dadas, había querido conservar limpio su verdadero nombre. Por eso todos le conocían por Cast Steel, que significa acero fundido. Tan solo sus d
el secreto del gun-man
El teatro llevaba el nombre de su hija Mavine. Se le había ocurrido bautizarlo así y no quería de ningún modo que al nombre de su querida Mave se unieran griterías de borrachos
el tigre de tracy city
El polvoriento camino que conducía a la diminuta ciudad de Tracy City, que en aquella época de 1865 era la única barrera que separaba a Labanon de la peste de bandidaje que afl
gun-man y caballero
David Donat, un fuerte muchachote de quince años, alto y erguido, cuyo delgado cuerpo no permitía adivinar su superioridad muscular, irrumpió en el grupo donde Rogers, el hijo
hienas en el rancho
Eran las siete de la tarde cuando Adams Brent, cansado, sucio de polvo y sudor, entró en el Post Saloon. Su caballo había quedado atado a la veranda, junto a una hermosa yegua
la cabaña de vance
Set Daffie, de cara siniestra y larguirucho cuerpo, refunfuñó algo y se fue al mostrador, mientras su jefe, sentado a una mesa, vaciaba de un trago media botella de «gin». Sin
la doble misión de bill
Pero Gloria Allison no podía echar en olvido que Carlos Trout, al negarse a matrimoniar con ella, rechazaba el usufructo de una considerable fortuna. ¿Podía ser considerado com
la justicia del yanqui
El más alto, que no era otro que Jim, transpiraba fortaleza por todos los poros de su cuerpo; sue potentes brazos amenazaban reventar la mangas de su camisa y el poderoso pecho
la tumba de oro
A LAS cinco de la tarde llegó Ray Corway a la populosa ciudad de Glassville, centro minero en el estado de Virginia. Diez horas a caballo desde Richmond, dos botellas de gin, m
maldición en la pradera
Un joven alto y fornido, de bronceada tez y ojos azules que formaban un agradable contraste con su negro pelo brillante y rebelde, se acercó al mostrador del “Fisher Saloon”; a
mensajes de plomo
CASI todos los que vieron pasar a Rici Chester por la calle principal de White Dust, la recién fundada población del estado de Texas, la reconocieron a pesar de su indumentaria
soldados sin bandera
—No me pida imposibles, señor Tilney. Soy el fiscal del distrito, pero no un patriarca. Si su hijo comete alguna grave fechoría, cumpliré estrictamente con mi deber. —Pero Went
sonrisa de nieve
John Sheridan fue desde la niñez un rebelde y un inadaptado, pero era por culpa de las gentes que formaron así su carácter. No había conocido a sus padres, que le abandonaron c
titanes del oeste
Tom volvió derrotado a Trippertown, la pequeña ciudad del Estado de Nevada, a unas cincuenta millas de Carson City. Cuando, el 77 de febrero de 1865, abandonaron Columbia los c
un señorito del este
—También se lo exigí yo, señor Harrison —respondió Richard, sobreponiéndose a su dolor —pero quizá no se atrevió a decirme que era preciso dejar el trabajo. —¿Y quería que yo s