soldados sin bandera
—No me pida imposibles, señor Tilney. Soy el fiscal del distrito, pero no un patriarca. Si su hijo comete alguna grave fechoría, cumpliré estrictamente con mi deber. —Pero Went es casi un niño… Cumplió hace poco los dieciocho… —A esa edad ya puede responsabilizarse de sus actos, por lo menos moralmente. No se le puede considerar como a un muchacho. Se lo repito, Tilney. Esta vez ha quedado libre porque en realidad una pelea carece de importancia, pero le recomiendo mucho cuidado con él, ¡mucho! De lo contrario le dará un disgusto serio cualquier día. —¿Pero no podría, al menos, recomendarle al sheriff que no le trate con dureza? —Back Hurt sabe llevar su cargo. No olvide que estamos aún en 1866. Hace un año que acabó la guerra. Los ánimos siguen todavía muy excitados y conviene tener mano dura. Quiero decir con esto que, si el sheriff se muestra blando una vez, lloverán sobre él las dificultades.