john l. martyn
alto estado mayorLa tercera guerra mundial está a punto de estallar en los Balcanes, de todos los agentes que estaban en Yugoeslavia, cinco murieron en un mes. Se manadan diez nuevos agentes en
barro soviéticoHabía barro, mucho barro en aquellas calles embrionarias de Vavilick, situada en los Urales asiáticos. Era una ciudad levantada por el gobierno soviético para reunir en ella a
contra el imperio del crimenEl robo, fenómeno social que nació con el hombre, tiene complejas y numerosas características. Son infinitas las modalidades que abarca el campo de acción de la delincuencia. L
el intrusoLAS hojas de los dos puñales se alzaron fulgurantes en la noche estrellada. Culebrearon en el aire, impulsados por los robustos brazos que los blandían, entremezclándose, busca
el vagabundo asesinadoEL teniente Shorty Eggan disparaba frenéticamente con el fusil ametrallador. Había una lluvia de cápsulas vacías que sembraba el suelo. Agotó peine tras peine hasta que se qued
empresa arriesgadaOWEN Cooley, jefe de una sección del C. I. A., que actuaba en Shanghái, pareció como sí y se adosase a la pared. Contuvo la respiración, al tiempo que descansaba su mano derech
enigma en europaLAS personalidades militares y políticas que asistían a la velada parecieron olvidar por unas horas los complejos problemas de su quehacer cotidiano. No ya la inquietud interna
extraño sucesoEl «Constellation» de dos pisos atravesaba el Océano Atlántico. Horas antes había salido del aeropuerto de Orly, en París. Era una noche lóbrega y alucinante. De cuando en cuan
fuego en los ojosEra un hombre joven, acaso de menos de treinta años, de estatura elevada, cetrino y muy negro de cabello; un fino bigote confería severidad a su sonrisa, cruel y astuta. Era mu
fuerzas tenebrosasSe oyó un susurro. Después, nada. Silencio. Una quietud suave, de vida dichosa, mientras la luna, desde su trono, esparcía el débil reflejo de su imperio sobre las calles solit
gangsters de guante blancoGángsters de guante blanco. Nos presenta a un hombre diabólico rico y cínico, que tiene a sus órdenes una cuadrilla de desalmados asesinos. El F. B. I., ignora su existencia ha
kansas cityAPARECÍA Wichita engalanada. Acababa de desfilar la charanga con las banderas de la Unión alzadas. El gobernador del Estado de Kansas presidía aquellas fiestas conmemorativas d
la ley del taliónShorty Egan, preso en el corredor de la muerte, ve pasar sus últimos momentos de su vida. Condenado a la silla eléctrica por la muerte de míster Alexander Wiley, el subsecretar
los desertores del foreíng officeLa agresión le cogió completamente desprevenido. No pudo reaccionar, porque los proyectiles perforaron su cuerpo de costado, a costado, segándole la vida. Ni siquiera logró lle
los terroristasEl agente Anderson cayó de bruces contra la acera, y el público que circulaba por la arteria más concurrida de Manhattan se arremolinó en torno al cuerpo inerte del policía. Do
minutos de angustiaLUIGI Maurello se recostó en la hamaca que se mecía en la cubierta del yate denominado Donna Eva. Era un vapor pequeño, pero magníficamente equipado. Todos los adelantos de la
olgaNO parecía norteamericana. Era una mujer de sorprendente belleza. Un portento de la Naturaleza, increíblemente subyugador, convertido en mujer. En ella, todo eran perfecciones.
orden tajante¡VICTORIA o muerte! No existe otra disyuntiva. La misión, es difícil, acaso la más peligrosa de cuantas hemos llevado a cabo hasta ahora. Quizá sucumba en la empresa. Pero esto
pacto mortalEl charolado «Packard» norte-americano atravesó los Alpes austríacos a la altura de Gajley. Alcanzó el puesto internacional de Schaan, a dos mil trescientos cuarenta metros de
seattle, ciudad malditaLa noche era verdaderamente infernal. La ventisca llevaba hielo que dejaba en el rostro de los escasos hombres que transitaban por la calle principal de aquel pueblo miserable,
selva de cementoROY West pagó la consumición que había tomado momentos antes en un restaurante barato. Se puso el sombrero muy ladeado hacia la oreja izquierda y salió a la calle. En la boca l
tensión¡La muerte acechaba en cada esquina, y los hombres se jugaban la vida a una carta! ¡Atroz verismo, al narrar episodios cautivadores, de transcendencia mundial! Esto es en sínte
tras el hombre de pajaTse Fan se mantuvo inmóvil detrás del despacho. Osciló la mandíbula y fluctuaron las aletas de la nariz. Brillaba su frente, por la que fluía sudor frío, formando una hebra que
un hombre de tantosSu aspecto era astroso y un tanto miserable. Tenía la barba crecida, el bigote, pigmentado por la nicotina, y en las pupilas grises había tristeza e indolencia. Quizá ambas cos
una cruz en estambulBurdell selló los labios. Le habían cogido por sorpresa y no pudo reaccionar adecuadamente. Le acoplaron el cañón de la pistola en el costado y se contuvo de actuar. Le constab
uranio en el trópicoELSA Parker dió un alarido angustioso, estremecedor. Cayó al suelo violentamente, transida de dolor. Sus pupilas, azules como azul diáfano en el cielo del trópico, se llenaron