el vagabundo asesinado
EL teniente Shorty Eggan disparaba frenéticamente con el fusil ametrallador. Había una lluvia de cápsulas vacías que sembraba el suelo. Agotó peine tras peine hasta que se quedó sin munición para el fusil. Entonces cogió la «bazooka», con la que continuó la brava lucha. Hizo una pausa pasados los minutos, mirando en su derredor.