cuarto roundComo de costumbre, a las once en punto de aquella soleada mañana de noviembre, la alegre campana del Cambrai College, de Melbourne, sonó repetidamente señalando la hora del rec
salto trágicoLa dulce melodía del vals lento que interpretaba la orquesta, se vio interrumpida por un fuerte y continuado redoble de tambor, al que saludó miss Maud desde el centro de la pi