jeff lassiter
con mi mortífero amorALFRED Castro había llegado a ser inspector-jefe del F.B.I. por méritos propios y sin la menor ayuda ajena. De hecho, ni el ser hijo de inmigrante gallego que nunca quiso perde
delito federalTENEMOS a su marido. Si no deposita cien mil dólares en billetes usados, de diez, veinte y cien dólares, sin numeración correlativa, en el lugar y a la hora que se le indicará,
el buitreROCCAMANDOLFI es un pueblo de dos mil habitantes, en los Abbruzzos de Molise, en la región de las fuentes de Biferno. Allí hay que ir adrede. Pero merece la pena. Enclavada en
la calavera de olgerdERA un axioma en toda aquella parte de Hordaland que en el Trögnefiord nunca lucía el sol. Razón no les faltaba. En efecto, el sol no enviaba sus rayos al fondo del Trögnefiord
la garraAquel era un pueblo hermoso, pequeño y perdido en la costa de la Extremadura portuguesa, en algún punto entre el cabo de Roca y la península de Reniche. Solo comunicado con el
las raíces del miedoPARADO en la plaza bajo el tórrido sol, Duarte de Almeida paseó la mirada alrededor. Había visto muchas aldeas interiores de su gran país; esta era como cualquiera, sin nada es
lepra verdeEL yate Single Star abandonó el puerto de Seattle al amanecer del día ocho de Marzo del año 1962. Era una hermosa embarcación de doscientas toneladas de desplazamiento, recién
una isla de pazDESDE luego, aquél no era un vuelo regular. Y tampoco los pasajeros eran normales. A decir verdad, todo aquello era de lo más clandestino. El viejo Douglas DC-6 había dado much
una odiosa tareaTodo lo humano tiene fallos. Como obra humana, el F.B.I. no puede carecer de ellos. Fallos humanos… Eso lo sabía el inspector Markman igual que todos; y sin embargo, ahora esta