PAÍS LIBRO

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jeff lassiter

una isla de paz

DESDE luego, aquél no era un vuelo regular. Y tampoco los pasajeros eran normales. A decir verdad, todo aquello era de lo más clandestino. El viejo Douglas DC-6 había dado muchos tumbos por los cielos del mundo y ya estaba más para el desguace que para otra cosa, pero aún rendía buenos servicios a sus propietarios. Sus veinticuatro plazas solían ir siempre cubiertas y eso significaba negocio.