red harland
convicto de traiciónPuede usted pasar, Miss Sidney. La joven alzó la cabeza con lento ademán ausente. Sus grandes ojos grises verdosos miraron al capitán sin un solo parpadeo, tan estáticos e inmó
el presidiarioLa reja de alambre dibujaba retorcidos romboides sobre la cara del preso. Era la cara que ella tanto conocía, pero algo había cambiado después de aquellos dos años. Dos años…
su última jugadaDurante los tres últimos días de aquella semana de noviembre, los acontecimientos se sucedieron a una velocidad vertiginosa. El guardia Edwin que cruzaba a las siete y media de
tierra de nadieEl bosque terminaba allí. Delante de ellos solo crecían esporádicamente algunos pinos. A través de sus anchos claros se divisaban los sembrados verdes y húmedos. Había caído mu
un hombre altoEra un hombre alto.Bajó la cuesta de Liberty y cruzó West Street, deteniéndose junto a una de las enormes vigas de hierro que soportan la autopista elevada.West Street estaba s