franklin ingmar
cosecha rojaEl hombre parecía tener frío; sin embargo, la temperatura era ideal incluso para una ciudad como Nueva York en aquella estación del año. Llevaba mucho tiempo, quizá demasiado,
davy crockettFrancisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.
de la misma camadaERA una semana de sorpresas para Rory Stacy. Indudablemente que lo era. Hacía sólo una semana que el muchacho se encontraba tan feliz en el rancho del Humboldt, en Nevada. En e
desintégrate, encantoUN hombre. Pese a su apariencia de habitante interplanetario o de ciudadano hipotético de las submarinas profundidades, sólo un hombre más o menos corriente. Eso sí, embutido c
diablos al infiernoOIGA, amigo, ¿quién cuida de los muertos en esta población? La voz que lanzaba esta pregunta estaba en consonancia con su dueño. Los ojos negros, hundidos en las órbitas del qu
escrito en las balasFrancisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.
oro negro al rojoELLA estaba en pie en medio de la carretera polvorienta, fijando su mirada furiosa en el capot levantado de su automóvil, como si su cólera fuera a aplacar el chorro de vapor q
saldaré mi cuentaFrancisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.
tu juegas, tahúrFrancisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.
un caballo queda atrásSkeleton Ridge merecía el apelativo de pueblo, por lo menos en cuanto a los seres que lo habitaban. En aquel lugar se producía la confluencia de los ríos Gila y Revilla. Ambos
«colt dragoon»Francisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.