mujeres mutantes
Helen Mackintosh echó una nueva y preocupada mirada al espejo mientras se vestía. El vello, ese nuevo, espeso y preocupante vello, era bien visible en todo el cuerpo. «Mañana sin falta volveré a la consulta del doctor Elliot». El viejo médico había hablado de «trastornos premenopáusicos», «alteraciones glandulares» y esas cosas. Le había recetado un medicamento a base de hormonas femeninas y no había dado demasiada importancia a las enfermedades. Había visto demasiadas en sus cuarenta años de vida profesional.