vuelo sin retorno
El coche se detuvo junto al único sendero que ascendía por la colina y una mujer descendió con presteza y comenzó a subir con paso elástico por entre los arbustos, haciendo rodar los guijarros sueltos hacia la carretera, como si fuese eliminando cada paso con el siguiente. Llegó a la cima y observó el equipo de filmación en un extremo de la precaria superficie desgranada. Había al menos cincuenta personas rodeando a un individuo ataviado con un pantalón corto confeccionado a partir de un viejo tejano gastado. La muchacha continuó la marcha hasta que un hombre descubrió su presencia y fue a su encuentro. —¿Qué hace usted aquí? —preguntó con prepotencia. —Busco al señor Donovan, Frank Donovan, el productor —dijo la muchacha imperturbable. —No puede atenderla ahora, está muy ocupado —replicó el hombre con irritación. —¿Quién es usted?