PAÍS LIBRO

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montana blake

juego siniestro

Mariel Jordan era fuego. Fuego puro. Un fuego sensual y cándido, pero en el fondo, maligno y devastador. Tan rojo como el fuego-fuego. Como las llamas que Satanás hacía arder en el mismísimo infierno. Fuego de pasión. Fuego de locura. Puede, incluso, que fuego de muerte. Mariel Jordan, además de fuego, era toda sexo. Carne, placer…