yo y mi cadáver
El sheriff de Tejón Pass miró fijamente a los cinco hombres que acababan de entrar en su oficina. Al fin, fijó la vista en los ojos saltones del herrero y con la garganta reseca indagó: —¿Seguro, Pat? El hercúleo Pat Mayer parpadeó, pero con vehemencia confirmó: —Seguro, señor Robinson. Lo dudé al principio, pero luego...