fieras humanas
La primera cosa que veo nada más entrar en mi gorrinera es a mi vecino Maurice, con el sombrero y la chaqueta puesta, pero sin los pantalones que les está planchando sobre mi mesa. Los faldones de su dudosa camisa blanca por debajo de la americana, y sus calzoncillos aparecen manchados, ya sospecho de qué: está realmente ridículo con los calcetines sujetos con ligas del año de la nana. Seguidamente, mi mirada recae sobre una maceta de geranios que también ha debido dejar sobre un pico de la mesa. No sé qué diablos hace aquella planta allí, a no ser que haya subido la maceta con los geranios para regalármelos, a fin de sobornarme por usar mi mesa y mi plancha.