PAÍS LIBRO

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lewis haroc

un hombre siniestro

WARREN Harvey secóse el sudor de la frente con la manga de la camisa y miró hacia adelante, pero tuvo que cerrar los ojos y posarlos de nuevo en la cabeza de su caballo. La fuerza del sol era espantosa y se reflejaba en las ardientes arenas del desierto Ralston, produciendo una reverberación que enrojecía los párpados, abrasándolos.