PAÍS LIBRO

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lewis haroc

cuatro audaces

EVIDENTEMENTE, el coronel Hager estaba preocupado. Tenía las manos cruzadas ante él, y cuando las contraía, sus nudillos se blanqueaban por el esfuerzo. Una ancha mesa de despacho le separaba de su interlocutor, y a su espalda se abría un amplio ventanal, que caía sobre un bien cuidado jardín. El coronel fijó los acerados ojos grises en el hombre que se sentaba frente a él, al otro lado de la mesa, y dijo: —No puedo ocultarle que la situación es muy grave. Los japoneses cruzaron ayer el río Irawady y avanzan hacia la frontera india. Por este motivo hemos decidido adelantar la fecha de la acción para la cual se ha venido preparando usted durante las últimas dos semanas.