el baile de los traidores
La caravana, compuesta de tres carretas, cargadas hasta los topes de armas y municiones, abandonó Minneapolis a media mañana, en ruta hacia el Oeste. El cargamento, en el que figuraban varios barriles de pólvora, dinamita, municiones y varias cajas conteniendo fusiles «Winchester» del último modelo, debía ser entregado al general George Armstrong Custer, que esperaba con sus hombres en el fuerte Lincoln, levantado para proteger a los colonos de aquel territorio de Dakota del Sur, pero especialmente los intereses de la Compañía Comercial del Oeste.