operación mercurio
DE nuevo París. Había niebla sobre el Sena. Alf Duncan detuvo el convertible en el Boulevard Morland, justo en su cruce con el de Enrique IV y empezó a retroceder hacia el puente, a pie, dejando el coche completamente abandonado, sin saber si tendría que regresar al mismo o continuar hacía cualquiera sabía donde, sirviéndose de otro vehículo. Contó los pasos. Setenta y ocho, y entonces se detuvo. Lanzó una fugaz mirada a su alrededor y a continuación se acercó a uno de los pretiles y trató de ver las turbias aguas del río. Había niebla.