asesinato en central park
Miré el teléfono, después de depositar el auricular sobre su soporte. No me gustaba la llamada. No sabía por qué, pero no me gustaba. A pesar de ello, salté del lecho al suelo, lancé una mirada circular en torno a la habitación, como hacía desde que faltaba Dora, bostecé, y empecé a vestirme.