el horror vino de otros mundos
LA inimaginable criatura tenía ante sí un mundo tenebroso y helado. El paraje que le rodeaba era desolado, con áspera vegetación donde las gélidas corrientes de aire murmuraban medrosamente. Aquel ser de otros mundos miró al negro cielo donde titilaban las lejanas estrellas, de donde procedía... Luego reflexionó que le iba a ser muy difícil sobrevivir en un lugar donde reinaban tan bajas temperaturas; tenía sus reservas casi agotadas, por lo que perecería a menos que encontrase un cobijo lo suficientemente caldeado, imprescindible para su organismo.