una hazaña de cole karrigan
CUANDO llegué a Póker Valley, nada hacía presentir los acontecimientos futuros. Me sorprendió, debo reconocerlo, encontrar aquel amplio valle después de cabalgar durante interminables jornadas por Cuenca Grande, cruzando Nevada de Nordeste a Sudoeste. Había sido un penoso viaje, del que ya estaba cansado cuando pasé por Eureka. Mi intención era llegar hasta Sierra Nevada, en California, y establecerme allí si conseguía un empleo en cualquier rancho de cría caballar; porque los caballos me obsesionaban desde que cierto desgraciado asunto con los mormones me obligó a salir precipitadamente de Utah.