cuchillos y marijuana
El grito que dio una mujer coincidió exactamente en el momento elegido por Bird Smithe para saltar por encima del mostrador, pero el grito no logró contenerle. Sus botas de agudos talones se posaron con fuerza sobre el entarimado y a continuación se movió hacia adelante, agitando los puños. Otra mujer gritó. La silla que Pete había alzado sobre su cabeza descendió con el terrible impulso de un martillo pilón; sin embargo, no alcanzó su objetivo. Porque Bird Smithe se había movido ya de costado, renunciando bruscamente al ataque y desplazándose hasta el mostrador. Sus ojos echaban chispas.