PAÍS LIBRO

Autores

j. a. dose

no sigan buscando a vera gilroy

Desde el amplio ventanal de mi despacho contemplaba la densa niebla que se extendía sobre San Francisco. Apenas eran las cinco de la tarde, pero la oscuridad del exterior lograba que parecieran ser las siete o más. Conocía bien aquel clima. No tardaría en llover.