PAÍS LIBRO

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fred hercey

un buen sabueso

SONÓ el timbre del teléfono cuando el inspector Alex Westry se disponía a abandonar su oficina. Tomó el aparato. —¿Oficina Federal de Investigación? —inquirió una voz alicortada, nerviosa, inquieta. — Sí. Habla usted con el inspector Alex Westry. —Escuche, inspector. Soy Daniel Hayes. Es posible que haya oído hablar de mí. —Sí que he oído hablar de usted, al inspector jefe de San Francisco. ¿Le ocurre algo, Hayes? —Lo necesito, inspector. Es un asunto muy importante. — Bien. Le escucho. ¿De qué se trata?