PAÍS LIBRO

Autores

f. de fonseca

lobos

La temperatura era tórrida. Enjambres de mosquitos, procedentes de los cercanos pantanos, batallaban contra los manotazos de sus víctimas. También los penados cuidaban de que las hormigas no se les introdujeran en las botas o les subieran por las piernas. Sus mordiscos eran terribles. El mismo que hablara anteriormente, hombre de rostro brutal, con el número 12.500 en la pechera de su especie de pijama, volvió a tomar la palabra, dirigiéndose al compañero que tenía a su izquierda.