PAÍS LIBRO

Autores

douglas l. templewood

el misterio de las cuatro estaciones

Le llamaban Doctor Niebla. Alguien, no se sabe quién, le había bautizado así, con singular acierto. En efecto, este nombre no podía ser más apropiado, a falta de otro más concreto, para designar a aquel misterioso personaje, incorpóreo, sutil e inaprensible como la bruma de Londres, que parecía hallarse en todas partes, que se filtraba por todas las rendijas y del que nadie podía librarse, por muy recóndito que fuese el escondrijo que eligiese.