PAÍS LIBRO

Autores

donald curtis

los que tienen sed

Intentó incorporarse. Se aferró a la pierna del más cercano a él, pero no fue mucho más allá. Recibió un patadón en la otra pierna. La bota se estrelló en su boca, partió su labio y éste derramó sangre entre borbotones. Sintió crujir su dentadura, pero milagrosamente continuó adherida a la encía, aunque ésta pareció abrirse en mil grietas dolorosa