el hombre de la camelia escarlata
JAMES Thompson telefoneó a Ruark a los dos días de haber estado en «Monkey». —Hemos detenido a Tisdale y al resto de su banda, George. Tendrás que molestarte en acudir personalmente a declarar, pero no temas: a Hobart le he leído bien la cartilla y le he recomendado que te deje en paz. La película y el hilo magnetofónico nos proporcionarán la victoria total ante el Jurado. —¿Qué hay de lo que te pedí, Jimmy? —¡Ah, de la Merrill! Sí, sí he hecho las gestiones, George. Alice Merrill no ha vuelto a los Estados Unidos. Figura aquí un informe de hace cuatro años, en el que un agente nuestro asegura que le hablaron de que estaba Rubachof en París, acompañado de una mujer joven. El agente perdió su pista; supuso que pasaron el telón de acero.