PAÍS LIBRO

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alf manz

dingo

LA DENSA CALMA de la noche en aquel arrabal de Washington fue turbada por doce campanadas de grave son. Bajos nubarrones celaban la titilación de las estrellas. Algo indefinido, una sombra entre las sombras, pareció moverse en la acera derecha de la calle Pershing. Deslizábase silenciosamente, como si flotase sobre el húmedo suelo. Se inmovilizó la sombra.