frank martin
bajo la fría lápidaOB Harrison conducía mecánicamente, con el ceño fruncido y un cigarrillo humeando en la comisura de los labios. El calor agobiante caía sobre él, haciendo que de vez en cuando
desintegración espacialLa tripulación de componía de doce personas, entre las que se contaban dos mujeres. La mirada de Max Carter, el comandante de la expedición, brilló con lógica fiereza. Acababa
el cadaver insepultoPEGGY Johnson miró la casa. Tenía uno no sé qué que sobrecogía el ánimo, que hacía pensar en vampiros y tumbas ocultas. La fachada de la casa estaba a unos metros más allá de l
el gato de angoraEASA TERROR 49 EL GATO DE ANGORA LOS MUERTOS NO VUELVEN UN TRAGO DULCE CANTO DE SIRENAS
el horror surge del fríoARTHUR Shelby miró con desorbitados ojos el indicador de combustible del panel de mandos de su avión. Era una comprobación final, pero esperaba que en sus anteriores consultas
ese hedor pestilenteEL hombre que manejaba el volante dijo: —Estamos llegando, Hayworth. El castillo está al otro lado de ese promontorio, sobre el mar. Su compañero se limitó a gruñir, arrebujánd
jugando a morirFrancisco José Ínigo Martín que escribió con los seudónimos Frank Hunter, Frank King, Frank Martin o Franklin Ingmar.
y llegó un hombreUn jinete solitario arriba a un pueblo desierto, solo ocupado por una banda de malhechores. Tras un rifirrafe con ellos consigue que le dejen continuar su camino. A pocas milla