PAÍS LIBRO

Autores

w. martyn

al borde del abismo

ERA paradójico según el criterio de Chuch Holden, que siendo el Oeste americano tan amplio, tan dilatado, tan sinuoso y falto de comunicaciones en muchos lugares, resultase para él tan estrecho como el cinto que llevaba ajustado a sus caderas. En tres años de vida alocada y falta de control, había hecho una edición especial de su nombre, que era conocida hasta el último confín de cualquier Estado. Decir Chuch Holden, era hablar de un huracán de pasiones, de violencias, de riñas, de tronar de revólveres y de muertos o lastrados, porque las manos duras y ágiles que la Naturaleza le había dado y aquel par de colts que siempre llevaba a su cintura, pendientes de media altura y con la punta de la funda cortada para dejar asomar la negra boca del cañón por ella, eran la representación de la muerte por donde su caballo iba dejando un rastro de herraduras.