wrapped in fire
Retirada de su puesto del bono, no esperaba ser trasladada de un supervisor jubilado a la posesión de la nueva generación. Recuperándose de un ataque de un cliente malhumorado, Dorra se sorprende de que la saquen de su celda y la lleven de la estación flotante a la superficie para visitar a un cliente moribundo. Llega a la casa de un cliente al que no ve desde hace meses: el general. Le sonríe, la invita a quedarse y jugar juegos de estrategia con él. Ha pagado su bono en la estación y ahora ella tiene un nuevo lugar para vivir. Solo hay un problema. La residencia ya no es suya. Su nieto ha asumido el cargo de supervisor y es la opinión de Hreon lo que importa. Dorra está acostumbrada a bromear y coquetear con el general, pero sabe instintivamente que Hreon no va a coquetear y dejar que las cosas pasen. Su propio cuerpo aprieta el gatillo. Es receptiva, él está en celo y muy poco se interpondrá en su camino. No puede tener suficiente de ella, y ella le da todo lo que tiene.