PAÍS LIBRO

Autores

vic logan

misión comprometida

La sórdida habitación poseía una sola ventana, desde la que podía verse el callejón. La única luz procedía de una bombilla, protegida por una pantalla, que iluminaba la mesa, en torno a la cual se hallaban reunidos los cinco jugadores de póquer. En el centro de la mesa había un montón de dinero, casi quinientas libras. Roger Lang miró su juego, una vez más, y, sin la menor expresión que pudiera revelar a los contrarios el juego que poseía, empujó hacia el centro el dinero que le quedaba.