PAÍS LIBRO

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vic logan

desafío a la ley

El automóvil se detuvo un instante en el callejón. El chófer dio marcha atrás para situarlo nuevamente en posición para salir. El lugar era solitario y oscuro. Los dos o tres faroles apenas alumbraban la empalizada de tablas y la pequeña plazoleta. A unos cincuenta metros estaba la única calle habitada de los alrededores. Eran las once y media de la noche y París dormía. Por lo menos un elevado tanto por ciento de parisienses llevaban buen rato descansando.