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Los computadores, para todos sus procesos, utilizan un sistema binario. Cada letra, dato, documento, archivo de sonido, video, juego o cualquier recurso digital está compuesto de una combinación de unos y ceros, dado que es la forma como la era digital permite que se guarden y manipulen los datos. Para que la información pueda circular de un lado a otro, para que se vean reflejados en la pantalla o impresos, requieren de instrucciones que el hombre debe suministrar. Dado que el computador no entiende nuestra lengua, se hace necesaria la existencia de un lenguaje que sea capaz de entender tanto el humano como el del computador y éste es el lenguaje de programación. Desde los primeros computadores creados a mediados del siglo XX, el hombre ha utilizado diferentes lenguajes para que la máquina sea capaz de asimilar las instrucciones que se le dan y luego ejecutarlas. Cada conjunto de instrucciones que responden a una tarea específica, se guardan en un archivo llamado “programa”. Los lenguajes de programación permiten, por un lado, escribir las operaciones que son necesarias para cumplir un objetivo, que consiste en resolver el problema de la vida diaria; para ello se utiliza un algoritmo o conjunto de pasos lógicos para la resolución del problema. De otro lado, el lenguaje de programación también se encarga de traducir el algoritmo al lenguaje máquina (binario) en un proceso que se denomina compilación. Este último proceso a su vez se encarga de varias cosas: primero, velar para que las instrucciones estén correctamente escritas (sintaxis), y, segundo, se encarga de hacer la traducción de un lenguaje (que entiende el usuario) a otro que entiende el computador, generando una copia del programa, con capacidad para “correr” (es decir, ser ejecutado) por la máquina.