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la guerra de castas de yucatán

La península de Yucatán, una de las pocas penínsulas del mundo en proyectarse hacia el norte fue, ya desde su formación, lugar de hechos extraordinarios. Considerada hoy como un lugar de extraordinaria belleza natural, fue descrita como “un país muy triste” por los primeros visitantes españoles. De tierra plana sin montañas, suelo duro, clima extremo y poca vegetación, fue sin embargo la cuna de una de las más primeras civilizaciones y tal vez la más avanzada del hemisferio occidental: los mayas. Cuando los españoles “descubrieron” Yucatán, pensaron que era una isla. Aunque después se dieron cuenta de que estaba unida al país que Cortés había conquistado, no estaban muy equivocados al llamarle ínsula, considerando el espíritu aguerrido e independiente que ha caracterizado a sus habitantes, hasta la fecha. Aunque forma parte de México desde hace 170 años, en dos ocasiones, animada por el ejemplo de Texas, la península proclamó su independencia y erigió la efímera República de Yucatán. Varios gobernantes de México tuvieron que someter a la península que, a pesar de sus ansias de independencia, su estupendo comercio de altura con las capitales del mundo, y su privilegiada situación geográfica, tuvo la mala suerte de carecer de los recursos de, por ejemplo, Texas o California, que alguna vez también formaron parte de México.