el árbol de acero
El capitán Rey Carley miró a través del visor tridimensional y vio la esfera azul de la Tierra en la que se dibujaba claramente el contorno de los continentes. —Ya estamos de regreso —dijo—. En veinte minutos estaremos en casa. —Ha sido un largo viaje —dijo Lorna mientras se desperezaba en el colchón neumático. Antes de que la nave entrara en la atmósfera, Carley abrió el frasco de Soñolenum y cogió dos cápsulas. Le entregó una a Lorna y se quedó con la otra.