mi luna de sangre
No le quedan lágrimas que derramar o excusas que esgrimir, no le quedan fuerzas para ponerse en pie o palabras que lanzar contra quienes aseguran que Fran, el hombre que ama y yace muerto en una fría tumba, era corrupto. Desacreditada y con el alma hecha pedazos, vaga por la ciudad sin saber qué es lo que busca o por qué regresar a su piso le resulta insoportable. Todo su mundo se ha paralizado, al menos hasta que un hermoso lobo blanco necesita su ayuda y ella, sin pretenderlo, regresa al ojo del huracán. Una secta peligrosa, una serie de injustos asesinatos y una inspectora con más agallas que cualquiera de ellos sería una mezcla peligrosa por sí misma, ¿verdad? Los ojos de Hiroko se abren a una nueva realidad en la que, por cierto, su insoportable vecino no se despega de su culo. Una y mil veces niega desearlo, una y mil veces rechaza sus avances, una y mil veces cae en la tentación.