PAÍS LIBRO

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sophie saint rose

lo siento, preciosa

Felicity no es que disfrutara mucho de las fiestas de sociedad ni de lo que podía ofrecer una gran urbe como Londres. Ella solo quería regresar a casa y alejarse de todos esos petimetres que la rodeaban pidiendo su mano. Pero le había prometido a su madre una temporada en la ciudad y los Monterroso siempre cumplían sus promesas. Ya le quitaría de la cabeza esa idea absurda de buscarle un marido. ¿Un marido y encima inglés? Ni hablar.