PAÍS LIBRO

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silver kane

un paraíso para cada difunto

Clive ya se había fijado en la mujer desde que dejaron la lujosa clase primera del «Jumbo», en Caracas, para subir al más modesto «DC-8» de clase única que iba a realizar el vuelo hasta las costas de las Guayanas. La mujer iba vestida de blanco, como correspondía al clima, pero con una seda muy gruesa, que no se arrugaba, y con una elegancia que la hubiera hecho destacar incluso en una tienda de los Campos Elíseos. Llevaba zapatos de firma y medias de calidad. Sus discretas joyas lucían el sello de uno de los mejores orfebres de Roma.