perdido cadáver, gratificaré devolución
Como todos los lectores sin duda recuerdan, un comando suicida japonés, al servicio de los guerrilleros árabes, sembró hace poco la muerte en el aeropuerto de Tel Aviv. Las víctimas de la salvaje matanza nada tenían que ver con la guerra entre árabes y judíos, pues eran en su mayor parte portorriqueños que realizaban una peregrinación a Tierra Santa. Tampoco, en apariencia, tenían nada que ver con la guerra los asesinos, pues éstos venían desde el otro lado del mundo. Fue un episodio innoble, bochornoso, innecesario y cruel, uno de esos episodios que hacen que nos avergoncemos de nuestra condición de hombres supuestamente civilizados. Y un episodio demostrativo, además, de que el mundo sigue estando irremediablemente loco.