PAÍS LIBRO

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silver kane

nosotros los fantasmas

«Ella» era la mujer más extraordinariamente extraordinaria que Donald recordaba haber visto en todos los días de su vida. Una de esas mujeres tan bonitas que hasta fastidia que existan, porque lo dejan a uno triste y pasmado al pensar que no le hacen caso y van a ser de otro. Pero esta sí que le hacía caso a Donald. Estaba junto a él y le sonreía. Había cruzado las piernas en su obsequio con cierto cuidadosísimo descuido. Mostraba unas rodillas adornadas por medias de la mejor calidad y balanceaba su pierna para que él se diera cuenta de que llevaba unos zapatos pequeños y de altísimo tacón, sobre los cuales parecía imposible que se sostuviera. Lucía un vestido gris de punto bastante ceñido, vestido que solo servía para demostrar que su dueña tenía de todo y que era una de esas mujeres que hacen que se derrumbe la sala si llegan a aparecer en la pantalla de un cinerama.