PAÍS LIBRO

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silver kane

no te cases con el muerto

El hombre cruzó la calle. No había pasado desapercibido en la ciudad, como tampoco pasaba desapercibido en ningún sitio. Sin ser exageradamente alto, tenía un cuerpo atlético, de líneas flexibles y tensas que denotaban una agilidad felina. Vestía como un vaquero, pero con ciertos detalles de elegancia que solían olvidar los que estaban siempre a caballo. Sobre su cadera descansaba un solo revólver, un último modelo de Colt. Tenía realmente lo que la gente llama «una buena planta.