los tiburones
Dan Mallory estaba en plena actividad laboral. Dan Mallory tenía los pies sobre la mesa. Dan Mallory había abierto sobre sus rodillas una revista en la que aparecían chicas en deshabillèe muy deshabillèe. Dan Mallory, a pesar de todo, se había dormido. Dan Mallory se mataba por la empresa en que trabajaba. Con hombres como él se hacía grande el país y se creaba la concordia entre las naciones. Dan Mallory soñaba.