las sendas del infierno
El disco de luz de la linterna se proyectó sobre los gastados peldaños en que terminaba la calle, ascendiendo hasta una especie de plazoleta donde los edificios en semicírculo cerraban el camino. El inspector Simmons pensó que en el viejo Soho ya no quedaban calles así. Aquélla era de las dos o tres que aún conservaban su viejo y siniestro sabor de principios de siglo. Donovan, el policía más veterano de todos los que formaban la ronda empezó como siempre con su letanía de nostalgias.