PAÍS LIBRO

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silver kane

el pasillo de las mujeres muertas

LOS gritos se extendían a lo largo del pasillo, formaban como espirales en el aire, se contorsionaban. —¡No quiero morir! ¡No quiero moriiiir…! Docenas, centenares de puños golpeaban contra las puertas. Era un estrépito infernal, ensordecedor, que hubiera acabado con los nervios de cualquiera. —¡No quiero morir! ¡Por piedad! ¡No quiero morir! ¡No me matéis! ¡No me matéis!