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silver kane

el espía que llegó del sol

Las primeras brumas empezaban a flotar sobre el Hudson, presagiando el otoño, cuando amaneció lo que en Sing-Sing llamaban «El día de los muertos». Durante tanto tiempo no se había ejecutado a nadie en la vieja prisión, que una jornada como la que empezaba ahora tenía carácter excepcional desde semanas antes, se sabía que aquello iba a suceder, pero los expertos. —Periodistas, abogados y políticos—, pensaban que la ejecución no llegaría. Sin embargo, esta mañana, cuando las brumas flotaban sobre el Hudson, se había perdido ya toda esperanza.