PAÍS LIBRO

Autores

silver kane

¡dame masajes, chico!

El hombre entró en el saloon poco a poco. Era un tipo gordo, alto. Demasiado gordo. Por debajo de su ropa ancha se notaba la grasa de una forma alarmante. Era como si la grasa le fuese a hacer reventar por todos lados. Pero a pesar de eso no era lo que se dice un tipo cómico. Todo lo contrario.