buen viaje, mister kissinger
Toda aquella condenada historia comenzó poco antes de que el presidente Nixon visitara Pekín, situando las relaciones con el Este en un plano de concordia que años antes no se hubiera podido ni soñar. El viaje presidencial a la capital de China comunista, y su entrevista con Mao, cambiaría muchas cosas, pero los hombres que estaban situando aquella elegante casa cerca de la playa, al sur de Jamaica Bay, no podían sospecharlo siquiera.