PAÍS LIBRO

Autores

rogers kirby

oro envenenado

Hablaba Eric Seaman, copiloto del avión de transporte que hacía aquel servicio entre Coolgardie y Pilbarra. Habían salido ocho horas antes, de las famosas minas australianas, con un cargamento de oro en barras. Sin novedad habían salvado el desierto Victoria, pero cuando ya estaban a punto de conseguir lo mismo con el Gran Gibson, el avión empezó a perder altura. De los tres poderosos motores, los dos laterales “rateaban” desde hacía rato como presagiando su próxima paralización. De ocurrir eso, les sería imposible continuar con un solo motor. Llevaban demasiado peso y así lo demostraba el hecho de que cada vez volaran más bajo.